Junio
Junio.
En cada onda, una vida.
Recuerdo entonces lo que puedo ver en ellas.
Sonará ridículo cuánto pienso en lo que llamas defectos,
porque cada marea, con raíces de sentimientos, me hace llorar.
Y yo no lloro.
Paredes marcadas. Fueron, alguna vez, el tallado de la felicidad de amantes ajenos, lejanos.
Creo que tendremos una próxima parada.
Estoy convencida.
Con mis dedos aún calientes por tus besos
tocaré la corteza del árbol en el que nos sentamos aquel día.
Cuando el error caiga,
verás la perspectiva de tu amada.
El defecto se vuelve historia.
Aprendiste a tocar lo que odiabas: los rizos escandalosos,
la sonrisa borrosa después del adiós,
el amor y el odio.
Creer en el sentimiento: desgastante en tus ojos,
cercano en los ajenos.
El creer, presente,
te obliga a amar más allá de quien crees merecedor de ello.
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